Un mensaje de la junta directiva de la Asociación de Ministerios Latinos de la ELCA.
No maltratarás ni oprimirás a un extranjero residente; porque forasteros fuisteis en la tierra de Egipto: Éxodo 22:21
No privarás al residente extranjero... de la justicia: Deuteronomio 24:17-18
No hagáis mal ni violencia al extranjero: Jeremías 22:3-5
Hospedad a los extraños, porque haciendo esto algunos han hospedado ángeles: Hebreos 13:1-2
19 de marzo de 2022
Queridos amigos en Cristo,
Les escribo para informarles sobre las últimas acciones de la Asociación de Ministerios Latinos de la Iglesia Evangélica Luterana en América con respecto a la situación en el Sínodo de la Sierra del Pacífico, pero primero, permítanme agradecer públicamente a los maravilloses hermanes que sirven conmigo en nuestra junta de directores. La amplia variedad de voces y perspectivas diversas en nuestra junta directiva ha sido una verdadera bendición durante los últimos meses. Particularmente, estoy agradecida por nuestros hermanes de la junta directiva que pertenecen a la comunidad LGBTTTIQ+ —ustedes navegan su vida como parte de dos comunidades marginadas y su perspectiva es increíblemente enriquecedora. También estoy agradecida por los miembros de nuestra junta directiva identificadas como mujeres. Mujeres inmigrantes y refugiadas enfrentan algunos desafíos únicos en los EE.UU. (como el temor de ser deportadas o perder la custodia de sus hijes) y su voz, en nombre de nuestra comunidad de inmigrantes identificada como mujeres, ha sido inspiradora.
Todos los días doy gracias a Dios por estas comunidades plasmadas en nuestra junta directiva: ¡gracias!
El 15 de diciembre de 2021, tomé la difícil decisión de llamar a le Obispe Megan Rohrer (they/them/elles) del Sínodo de la Sierra del Pacífico, para hacerle saber que la Asociación de Ministerios Latinos de la ELCA desaprobaba las acciones tomadas por elle junto con el liderazgo del Sínodo de la Sierra del Pacífico, sobre el momento y la forma de la destitución del pastor del ministerio Misión Latina Luterana (ahora llamada Iglesia Luterana Santa María Peregrina). El día de la Vigilia de Nuestra Señora de Guadalupe, el Consejo Sinodal del Sínodo de la Sierra del Pacífico tomó medidas para destituir al pastor, durante uno de los días litúrgicos más importantes de esta comunidad.
Le Obispe y el Consejo Sinodal ignoraron los meses de arduo trabajo que se habían invertido en la planificación de ese día y han ignorado el dolor que ha inundado a esta comunidad como resultado.
Con la esperanza de que esta fuera solo una decisión hecha por falta de educación, quería ofrecer los servicios de la Asociación para brindar capacitación en parcialidad, antirracismo y competencia cultural al equipo de liderazgo del Sínodo de la Sierra del Pacífico. Mi pedido de diálogo fue recibido con una respuesta increíblemente dolorosa. Le Obispe Rohrer me acusó a mí y a la Asociación de hacer la suposición equivocada de que elles no sabían sobre la importancia de este día para la comunidad. Este momento fue particularmente doloroso, ya que confirmó mi temor de que sus acciones fueran intencionales con respecto a mis dos puntos anteriores: (a) el momento y la forma de la destitución del pastor de Misión Latina Luterana, y (b) la indiferencia por el dolor que se infligió a la comunidad.
(Más tarde, las comunicaciones públicas de la pastora Hazel Salazar-Davidson confirmarían aún más mis temores. Les invito a estudiar y discernir los enlaces al final de esta comunicación, así como las declaraciones anteriores de la junta directiva de la Asociación en nuestra página de Facebook).
Después de mi conversación con le Obispe Rohrer, los miembres de nuestra junta decidieron acompañar y orar junto con la comunidad de Misión Latina Luterana (una comunidad que fue retratada como agresiva y peligrosa, reflejando la dinámica que hemos experimentado contra la comunidad Latiné en los EE.UU.). Aunque inicialmente la comunidad pensó que éramos representantes del sínodo, fuimos recibides con gestos de bienvenida por una comunidad abierta a la discusión honesta. Luego de ser invitades a compartir una comida con elles, les aclaramos que representábamos a la Asociación, pero les dimos nuestra palabra de estar comprometidos con su protección y bienestar, como miembros de nuestra familia luterana.
Mientras tanto, han pasado varios meses y la comunidad sigue esperando cualquier acción de rendición de cuentas que demuestre el compromiso de nuestra iglesia con las prácticas antirracistas. Según una nota compartida por la Obispa Leila M. Ortiz, Sínodo Metropolitano de Washington, DC, con respecto a una carta escrita por los obispes latines de nuestra iglesia a la Obispa Presidenta Elizabeth Eaton y a su comité ejecutivo el 2 de febrero de 2022, "Las reverberaciones de este día [ y la inacción que siguió] han puesto en tela de juicio la capacidad de la ELCA para involucrar fielmente a las comunidades de color en el ministerio; obligando a los líderes de color de todo el país a cuestionar su complicidad dentro de un sistema que sigue sin cumplir con lo que profesa públicamente, e incapacitando la integridad de una iglesia que busca ser más nueva, más joven y más diversa".
Añadiendo complejidad al asunto, la junta directiva de nuestra Asociación ha sido fuertemente acusada de no abogar por el caso del pastor Nelson Rabell-González. Cabe señalar que nuestra junta no está en condiciones de defender su caso en este momento.
Permítanme explicarles.
La mayoría de les miembres de nuestra junta directiva se identifican como latinas, como inmigrantes y como mujeres de color. Por lo tanto practicamos el creer en las víctimas —especialmente si son personas que se identifican como mujeres— hasta que se demuestre lo contrario. Como no tenemos acceso a la información ni a los testimonios de las posibles víctimas, no tenemos pruebas concretas para formarnos una opinión. Sin embargo, hay razones para creer que el caso del Pastor Nelson fue mal manejado durante un proceso establecido por el Sínodo de la Sierra del Pacífico.
Después de estudiar las situaciones anteriormente mencionadas, convocamos y organizamos una reunión con líderes Latiné de nuestra iglesia. Todos los miembros de nuestra junta directiva, representantes del ELCA Latinx Lutheran Leadership (L3), el Comité de Estrategia Latina de la ELCA, los Directores Latiné de Misión Evangélica (DEM), personal latiné de la Oficina de la Obispa Presidenta, y los Obispes Latiné de la Conferencia de Obispes estuvieron presentes durante todas o algunas de las conversaciones. Nuestro objetivo era llevar a nuestra Obispa Presidenta una demanda urgente de justicia.
Una demanda urgente de justicia racial y rendición de cuentas.
Inmediatamente después de la reunión, presentamos nuestra demanda a nuestra Obispa Presidenta Elizabeth Eaton. La demanda tomó la forma de tres acciones disciplinarias relacionadas con la situación del Sínodo de la Sierra del Pacífico. Adicionalmente, especificamos una fecha limite para la acción. Esperamos que esta demanda ayude a nuestra iglesia a reconocer el impacto de las acciones racistas contra la comunidad Latiné; un impacto que se siente no solo dentro del ministerio Misión Latina Luterana sino también en toda la ELCA.
Durante las primeras semanas de abril, nuestra directiva publicará más información sobre la respuesta de la Oficina de la Obispa Eaton a nuestra demanda urgente de justicia.
Mientras tanto, invitamos a todes los miembres de nuestra Asociación a continuar orando por el bienestar de Misión Latina Luterana en Stockton, por toda la comunidad latina y por todos nuestros hermanes afrodescendientes, indígenas y de color (BIPOC) en la ELCA, así como por el reconocimiento del trabajo continuo contra el racismo que se necesita para la supervivencia de nuestra denominación.
En un solo día se perdió la confianza de toda una comunidad de fieles luteranes.
En un solo día, la ELCA perdió toda una comunidad vibrante de luteranes jóvenes y diverses.
Trabajemos todes juntes por el reconocimiento de nuestros errores y, en este caso, por un proceso de sanación con la comunidad Latiné para evitar más dolor en nuestra Iglesia, particularmente con nuestres hermanes BIPOC.
Oremos.
Oh Dios de amor incondicional, tú que no muestras parcialidad hacia personas o naciones, hemos oído tus buenas nuevas de gran alegría para todo tu pueblo. Sabemos que tu santuario es casa de adoración para todas las personas, sin importar el color de nuestra piel. Permitenos celebrar nuestra unidad, completada en nuestra diversidad. Elévanos a un espíritu de novedad y unidad. En el nombre de Jesús. Amén.
En Cristo,
Jennifer DeLeon (she/her/ella), Presidenta de la Asociación de Ministerios Latinos de la ELCA
en representación de los miembros de la Junta Directiva:
El Rev. Gabriel Marcano (he/him/él), Vicepresidente de la Asociación de Ministerios Latinos de la ELCA
Lupita Escamilla (she/her/ella), Secretaria de la Asociación de Ministerios Luteranos Latinos de la ELCA
Marisol Dubón (she/her/ella), Tesorera de la Asociación de Ministerios Latinos de la ELCA
Le Rev. Toni J. Castañeda Carrera (they/their/elle/she/her/ella), Representante Juvenil de la Asociación de Ministerios Latinos de la ELCA
Roberto Lara Aranda (he/him/él), Oficial de Comunicaciones y Medios de la Asociación de Ministerios Latinos de la ELCA
Kristina Díaz (ella/de ella), Oficial de Capítulos Regionales de la Asociación de Ministerios Latinos de la ELCA